Estoy a menos de una semana de la llegada de una nueva menstruación. Y no puedo evitar ilusionarme, pensar que esta vez será. Más boluda no puedo ser. Después de más de un año de búsqueda activa y sin resultados el diagnóstico es claro: ESTÉRIL. Más aun habiendo reforzado con clomifeno unos meses. Igual estoy expectante. Vivo en un mundo de fantasías donde todo es posible y las ilusiones más utópicas se hacen realidad. Se me viene una semana emocionalmente complicada. Empecé la mañana con pocas ganas de levantarme, alargando cada paso: el desayuno, el baño, vestirme. Revisando en demasía apps del celular, hasta googleando cosas. Después me embronqué con unos malos recuerdos del pasado que no puedo soltar. Me concentro en eso y le doy mil vueltas en mi mente. Ensayo posibles reacciones que debí haber tenido. Me encolero. Con los demás y conmigo, claro. Quiero saber qué consecuencias negativas trae esta mala sangre en mi organismo. También quiero saber cómo soltar, ver desde afuera,